El
fin del embargo. ¿Bueno o malo para los cubanos?
By Servando Gonzalez
Deciember 31, 2014
En primer lugar, debo aclarar que siempre estuve en contra del
llamado “embargo” y así lo expresé abiertamente
en varias ocasiones. Desde el primer momento me opuse al embargo
por tres razones.
Primera, porque no considero justo, ético o moral que un
gran país, cualquiera que sea, alegando cualquier motivo,
le imponga sanciones económicas a otro, particularmente
a un país pequeño. Como cubano, siempre lo consideré
una agresión contra nuestro pueblo.
En segundo lugar porque, como ciudadano norteamericano, estoy
opuesto a que mi gobierno —que dice ser democrático
— me prohiba visitar un país extranjero. Lo más
que debe hacer es aconsejarme de que, si visito ese país
con el que no hay relaciones diplomáticas, mi gobierno
no puede ofrecerme protección. Pero, como ciuadano de un
país libre, debo tener la libertad de decidir cuál
país deseo visitar y cuál no.
Pero el motivo principal por el que siempre me opuse al llamado
“embargo”, es porque estoy convencido de que no fue
concebido e impuesto para derribar el castrismo, sino para apuntalar
a Castro en el poder. El embargo le ha proporcionado a Castro
la excusa necesaria para justificar la destrucción económica
del país. Prueba de esto es que las medidas del embargo
que ciertamente habrían perjudicado a Castro y su pandilla
nunca se aplicaron.
El propio Castro lo ha confirmado. El ex presidente español
José María Aznar mencionó que en una conversación
privada Castro le dijo que “necesitaba el embargo para la
presente generación y la siguiente.” [Ver, Aznar
exige el fin del embargo a Cuba para favorecer la democracia en
la isla,” Público.es, abril 11, 2010] Esto
explica el por qué Castro ha torpedeado todos los intentos
de norteamericanos ilusos que han abogado por la eliminación
del “embargo”.
El embargo comenzó con la “Cuban
Democracy Act” de 1992, y luego se implementó con
la “Cuban Liberty and Democracy Solidarity Act” de
1996 — luego conocida como la “Helms-Burton Act.”
Como claramente se expresaba en estas dos resoluciones del congreso
norteamericano, el objetivo era prohibirle a los EE.UU. y otros
países del mundo que comerciaran con Cuba. Esto, según
ellos, traería la destrucción de la economía
de Cuba y provocaría una rebelión del pueblo que
derrocaría el gobierno castrista. Por supuesto, los cubanos
anticastrocomunistas en los EE.UU. apoyaron la medida de todo
corazón.
Pero pasaron 5 años y Castro, culpando el embargo, destruyó
la economía cubana, pero los cubanos no se sublevaron.
Pasaron 10 años. Castro siguió destruyendo aún
más la economíadel país, siguió culpando
el embargo, y los cubanos no se sublevaron. Pasaron 15 años,
pasaron 20, 30. La economía cubana es un desastre total,
Castro sigue culpando el embargo, los cubanos no se han sublevado,
y Castro continúa en el poder en Cuba.
Evidentemente el llamado “embargo” ha sido un fracaso
para el pueblo cubano y un éxito total para Castro, que
sigue usándolo como pretexto para justificar sus destructivas
políticas económicas. Entonces, me pregunto, ¿por
qué los cubanos anticastristas en el exilio apoyan ciegamente
una medida que ha beneficiado extraordinariamente al tirano y
perjudicado al pueblo de Cuba? ¿Por qué el mantenimiento
del embargo, que evidentemente no funcionó para derrocar
al tirano sino que obviamente lo apuntaló en el poder,
se convirtió en una especie de dogma religioso que ningún
cubano anticastrocomunista del exilio se ha atrevido a criticar?
¿Por qué apoyan una medida que ha sido tan desastrosa
para el pueblo de Cuba? ¿Es que están tan obcecados
que no quieren ver la realidad frente sus narices?
No tengo respuesta para esas preguntas, pero considero que los
cubanos anticastrocomunistas del exilio han actuado más
guiándose por sus corazones que por sus cerebros —
me refiero a los bien intencionados, porque no tengo duda de que
algunos de los que más rabiosamente apoyaban el embargo
eran los agentes castristas infiltrados en el exilio.Las recientes
medidas tomadas por gobierno norteamericano, y las que tiene preparadas
en relación a la Cuba castrista, no son ideas gestadas
por la “adminstración” de Obama tal como alguos
creen — Obama es un farsante retrasado mental y un títere
sin ideas propias. Estas medidas se planearon hace muchos años
por quienes realmente controlan la política de este país.
El objetivo secreto es mantener el Castrismo en Cuba después
de la muerte del tirano.
¿Por qué quieren hacerlo? Porque la Cuba castrista
ha sido el campo de prueba de la implementación del Nuevo
Orden Mudial en el país del mundo que más se parecía
a los Estados Unidos. El experimeto ha sido un éxito total.
¿Lo dudan? Bueno, no me crean a mí. Vean lo que
han dicho ciertas autoridades en la materia.
En abril del 2000, durante una reunión cumbre de la ONU
celebrada en La Habana, su secretario general Kofi Annan expresó
su opinión de que Cuba “había trazado un ejemplo
a seguir”. En febrero del año siguiente, una delegación
de alto nivel del Consejo de Relaciones Exteriores (CFR), presidida
por David Rockefeller, visitó La Habana, y tuvo largas
reuniones con Fidel Castro. Todos los miembros de la delegación
se manifestaron muy satisfechos por el trabajo realizado por el
tirano en Cuba.
Después de concluídas las reuniones, Peter Peterson,
entonces presidente del CFR, elogió a los líderes
cubanos por su “apasionado trabajo en proporcionar altos
niveles de salud pública y educación al pueblo de
Cuba”. Luego declaró a la prensa: “Creo que
Cuba es uno de las países mejor educados del mundo.”
[Ver, Pascal Fletcher “U.S. Policy Experts Encouraged by
Talks in Cuba,” Reuters (Havana), February 18,
2001.]
Así que si algún iluso piensa que, después
de elimado el embargo y restablecidas las relaciones diplomáticas
con la Cuba castrista el país va a cambiar, le auguro que
no. Los conspiradores del CFR ya saben que, si la implementación
del Nuevo Orden Mundial funcionó en Cuba, aquí va
a funcionar también.
De modo que aconsejo a los cubanos anticastrocomunistas que aún
se oponen a la eliminación del embargo que no se preocupen.
Para luchar contra el comunofascismo del Nuevo Orden Mundial no
van a tener que ir a Cuba, dentro de poco lo van a tener aquí
mismo, porque lo que ahora se avecina es la implementación
de la Cuba castrista en los EE.UU.Pero quiero terminar este artículo
con una nota positiva. Tal vez el fin del embargo no sea tan malo
como algunos piensan.
El plan de este grupo de magnates petroleros y banqueros internacionales
que pusieron a Castro en el poder en Cuba en 1959 y lo han manenido
ahí todos estos años — la historia en detalle
está en mi libro La CIA, Fidel Castro, el Bogotazo
y el nuevo orden mundial, que pueden descargas gratis oprimiendo
aquí, — es establecer un gobierno mundial de
corte comunofascista bajo su control. A ese fin, a fines de la
década de los noventa decidieron que la Unión Soviética,
que ellos mismos crearon y habían mantenido artificialmente
por muchos años para justificar la lucrativa Guerra Fría,
ya no les sería necesaria después de crear el gobierno
mundial y decidieron eliminarla.
El desplome de la URSS no tuvo nada que ver von Reagan sino que
fue una operación cuidadosamente planeada por los conspiradores
del CFR y ejecutada por sus agentes en la CIA y el gobierno norteamericano.
Una vez que su títtere Gorbachev llevó a cabo el
desplome, lo sustituyeron por el títere Yeltsin. Acto seguido,
el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, y los miembros
de la mafia rusa que los conspiradores controlaban, cayeron sobre
el país como pirañas para repartirse los despojos
— muy parecido a lo que tienen tramado para Cuba después
de que se restablezcan las relaciones con los EE.UU.
Pero, a pesar de su enorme poder y riqueza, los magnates petroleros
y banqueros del CFR no son dioses todopoderosos, y a veces sus
planes tropiezan con serios obstáculos. Uno de esos obstáculos
inesperados no es otro que Vladimir Putin, un ruso que nació
en la Unión Soviética bajo el totalitarismo comunista,
fue adoctrinado en las escuelas del régimen, llegó
a ser oficial de la KGB, y nunca había conocido lo que
era vivir en un país libre.
No niego que, como algunos aseguran, Putin tal vez sea un político
corrupto — díganme uno que no lo sea— pero
hay algo que lo distingue. A diferencia de Castro, David Rockefeller,
los Bushes, los Clintons y Obama, Putin ama a su país y
no quiere eliminar su soberanía y destruirlo económicamente.
Más aún, al percatarse del diabólico plan
de los conspiradores globalistas del CFR, Putin se ha convertido
en el mayor obstáculo a sus planes de implementar el Nuevo
Orden Mundial. Es por eso que ahora están haciendo todo
lo que pueden, inclusive imponiendo un verdadero bloqueo económico
sobre Rusia y desplomando artificialmente los precios del petróleo,
a fin de derrocar a Putin y luego colocar a uno de sus títeres
en el poder.
Es por eso que estoy convencido de que, tal como les sucedió
en Rusia, como resultado de la ley de las consecuencias inesperadas
el plan de manterner en el castrismo en Cuba tal vez no tenga
éxito. En estos momentos ya debe existir un Putin cubano.
Ese Putin cubano no está en el exilio, sino en Cuba. Posiblemente
sea un joven oficial de las fuerzas armadas o de la inteligencia
(no del MININT), tal vez entrenado en la URSS, que ama a su país
y está convencido de la traición de los Castro.
En ese cubano tal vez esté la salvación de Cuba
— una nueva Cuba que no esté vendida a ninguna potencia
extranjera.
La idea no es descabellada. Ese cubano existió y se llamaba
Arnaldo Ochoa, el general cubano entrenado en la URSS que Castro
ordenó fusilar alegando que estaba involucrado en el negocio
de las drogas. Pero ese no fue el motivo real. Castro temía
que Ochoa, que tenía gran arraigo entre el ejército
y no era un agente del CFR, le diera un golpe de estado y lo derrocara.Después
de asistir a una de las reuniones del presidente Kennedy con sus
asesores del Consejo de Seguridad al comienzo de la crisis de
los cohetes de 1962, el vicepresidente Lyndon Johnson, un tejano
que no tenía pelos en la lengua, le comentó a un
amigo: “Esta gente tiene más huevos que cerebro,
y algunos no tienen ni una cosa ni otra.” Esto podría
aplicarse perfectamente a algunos cubanos del exilio. Pero las
guerras no se ganan con coraje y valentía, y mucho menos
con bravuconería; se ganan con inteligencia, y esto es
algo que, desgraciadamente, no ha abundado entre los cubanos del
exilio.
Creo que ya es hora de que, sin olvidar sus corazones, los cubanos
del exilio comiencen a pensar desapasionadamente con sus cerebros,
finalmente descubran quiénes son sus veraderos enemigos,
y vean el fin del embargo como una gran oportunidad para verdaderamente
derrocar el castrismo. Ojalá que los fracasos les sirvan
de lección y saquen provecho de los errores cometidos.
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Servando Gonzalez, is a Cuban-born American writer,
historian, semiologist and intelligence analyst. He has written
books, essays and articles on Latin American history, intelligence,
espionage, and semiotics. Servando is the author of Historia
herética de la revolución fidelista, Observando,
The
Secret Fidel Castro: Deconstructing the Symbol, The
Nuclear Deception: Nikita Khrushchev and the Cuban Missile Crisis
and La
madre de todas las conspiraciones: Una novela de ideas subversivas,
all available at Amazon.com.
He also hosted the documentaries Treason in America: The Council
on Foreign Relations and Partners in Treason: The CFR-CIA-Castro
Connection, produced by Xzault Media Group of San Leandro,
California, both available at the author's site at http://www.servandogonzalez.org.
His book, Psychological Warfare and the New
World Order: The Secret War Against the American People is
available at Amazon.com.
Or download a
.pdf copy of the book you can read on your computer, iPad,
Nook, Kindle or any other tablet. His book, OBAMANIA:
The New Puppet and His Masters, is available at Amazon.com.
Servando's book (in Spanish) La CIA, Fidel Castro, el Bogotazo
y el Nuevo Orden Mundial, appeared last year, and is available
at Amazon.com
and other bookstores online.
His most recent book, I
Dare Call It treason: The Council on Foreign Relations and the
Betrayal of the America, just appeared and is available
at Amazon.com and other bookstores online, or download
a .pdf copy.
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