-- viene de la primera parte
--
¿Evolución en
la revolución?
Una respuesta a Carlos Wotzkow
Por Servando González
Copyright © 2007 por Servando González. Todos
los derechos reservados.
Segunda parte
El darwinismo como herramienta
ideológica para la implementación del Nuevo Orden
Mundial
En su excelente novela State of Fear, Michael Crichton
desenmascara con lujo de detalles e infinidad de datos -- aunque
se trata una obra de ficción, las notas y referencias
bibliográficas son reales -- el mito de que los actuales
cambios climáticos en nuestro planeta, en particular el
llamado "calentamiento global", se deban a la actividad
humana.
Carlos Marx escribió que los filósofos se habían
limitado a interpretar el mundo, pero que lo importante no era
interpretarlo sino transformarlo. De la misma forma, por muchos
siglos la tarea de los científicos consistió en
hallar una explicación natural a los fenómenos.
Sin embargo, desde mediados del siglo pasado, los científicos
se han dedicado más y más a tratar de trasformar
el mundo en vez de limitarse a interpretarlo. Tal vez no sea
una coincidencia que la mayor parte de las universidades norteamericanas,
donde se originó este fenómeno, se han convertido
en centros de adoctrinamiento donde, abierta o encubiertamente,
la doctrina marxista se inculca en las mentes de los estudiantes.
Darwinismo y Maltusianismo
Corría el año 1838 cuando, a su regreso a Inglaterra
después de su larga ausencia en la travesía de
la Beagle, Darwin encontró una situación
social deprimente. La revolución industrial había
traído desarrollo y riqueza para los dueños de
las fábricas, pero no para los obreros y el resto de la
población, que seguían siendo extremadamente pobres.
Hacinados en las ciudades y desesperados ante su situación
económica, muchos de éstos terminaban por rebelarse.
Los disturbios, cada día más frecuentes, eran
disueltos violentamente por las autoridades. Las llamadas Poor
Laws, similares a las del welfare norteamericano, eran objeto
de fuertes críticas, pues algunos consideraban que lo
único que fomentaban era que los pobres tuvieran más
hijos para recibir más del estado, y sólo contribuían
a crear más bocas hambrientas. Fue en ese año clave
que Charles Darwin comenzó a leer la obra de Thomas Malthus,
comenzando por su libro Essays on Population.
La teoría de la población de Malthus es bien
simple: la población humana crece exponencialmente, en
tanto que la producción de alimentos aumenta, cuando más,
aritméticamente. Malthus pensaba que esta disparidad entre
alimentos y población era la causa mayor de la miseria
en el planeta, y lo único que cabía hacer para
evitarla era controlar el crecimiento de la población.
Malthus no estaba de acuerdo con lo que postulaban los escritores
utópicos de la época, y consideraba que si los
pobres no dejaban de tener tantos hijos, pronto el aumento desmedido
de la población traería hambre, miseria, y caos
que destruiría las bases de la sociedad. Según
Malthus, la vida era una incesante lucha por la existencia, en
la que, afortunadamente según él, muchos no sobrevivían
debido al hambre, las enfermedades y la guerra.
Antes de leer a Malthus, Darwin creía que los seres
vivos se reproducían tan sólo en las cantidades
necesarias para mantener estables los niveles de población.
Pero las teorías de Malthus fueron como una chispa creadora
que lo puso a pensar, y pronto llegó a la conclusión
de que los seres humanos se reproducían más allá
de lo que sus medios de subsistencia les permitían, creando
así una enconada lucha por la existencia en la que había
ganadores y perdedores.
Darwin extrapoló esta observación a la existencia
y variación de ciertas especies, y llegó a la conclusión
que los individuos más aptos para subsistir procreaban
otros similares, y esto daba origen a una nueva especie. Este
razonamiento dio origen a su teoría de la de la evolución
por vía de la selección natural. La estrecha relación
entre las ideas de Malthus y las de Darwin es innegable.
El hecho de que los vaticinios de Malthus no se hayan cumplido
en la realidad -- la producción de alimentos ha superado
con creces a las necesidades de la población, y si todavía
hay hambre en el mundo no es debido a problemas físicos,
sino políticos y sociales -- no ha impedido que las ideas
maltusianas todavía circulen. Uno de los neomaltusianos
más prominentes es Paul Ehrlich.
En The Population Bomb, un libro que publicó
en 1968, Ehrlich vaticinó una inminente catástrofe
monumental. Según él, para fines del siglo veinte
las necesidades humanas superarían con creces los recursos
naturales del planeta; áreas completas de la actividad
humana se detendrían debido a la escasez de recursos energéticos;
Inglaterra posiblemente dejaría de existir como nación;
la India sufriría un colapso económico y social
irrecuperable debido a la inhabilidad de alimentar a sus pobladores;
y una "inevitable" hambruna masiva barrería
el planeta, incluyendo los Estados Unidos.
Según Ehrlich, ya en 1968, cuando apareció su
libro, nos encontrábamos al borde del desastre, y el futuro
se vislumbraba terriblemente oscuro. De hecho, afirmó
Ehrlich "Ya es demasiado tarde para tomar ninguna medida
que salve a alguna de esa gente."
Obviamente, ninguno de sus vaticinios se hizo realidad.
Si las ideas de Ehrlich y la crisis inminente que vaticinó
en 1968 recuerdan mucho a las que ahora predica Al Gore respecto
al calentamiento global, ello no se debe a una extraordinaria
consecuencia. Como veremos más adelante, ambas ideas provienen
de la misma fuente. No es una coincidencia que ambos, Erlich
y Gore, sean prodarwinistas y crean en la evolución.
Ciencia y eugenesia
En un apéndice a su novela State of Fear, que
tituló "Por qué la politización de
la ciencia es peligrosa", Michael Chrichton explica como,
desde comienzos del siglo pasado, la teorías eugenésicas
se impusieron en el mundo, y en especial en los Estados Unidos.
Estas teorías auguraban una crisis catastrófica
para el género humano debido a la degeneración
de la fuente genética. Los seres humanos superiores (es
decir, los blancos, rubios, altos y de ojos azules), no se estaban
reproduciendo tan rápido como era necesario, mientras
que los inferiores (es decir, los de piel oscura, los extranjeros,
los inmigrantes, los "degenerados", los de "mentes
débiles", etc.), se reproducían como conejos.
Las teoría eugenésicas pronto se ganaron el
apoyo de científicos prominentes, celebridades, y políticos.
Entre quienes las apoyaban estaban Theodore Roosevelt, Woodrow
Wilson, y Winston Churchill. En un proceso muy similar al que
ahora sucede con la investigación de las llamadas "células
madres", las investigaciones eugenésicas fueron aprobadas
por prestigiosos jueces de la Corte Suprema, como Oliver Wendell
Holmes y Louis Brandeis. Entre las personas famosas que la apoyaron
estaban Alexander Graham Bell, el inventor del teléfono;
Margaret Sanger, fundadora de Planned Parenthood; el botánico
Luther Burbank; Lelan Stanford, el fundador de la universidad
que lleva su nombre; el novelista H.G. Wells; y el dramaturgo
George Bernard Shaw. Varios ganadores del Premio Nobel se convirtieron
en propugnadores de las teoría eugenésicas.
En un esfuerzo por evitar la crisis devastadora que se avecinaba,
varios estados de los E.U., desde New York hasta California,
aprobaron leyes que promovían la eugenesia -- es decir,
la eliminación, mediante la esterilización forzosa,
de las razas inferiores. Esos esfuerzos tuvieron el apoyo de
la National Academy of Sciences, de la American Medical Association,
y del National Research Council. La investigación "científica"
que justificaba la eugenesia fue financiada fundamentalmente
por las fundaciones Carnegie y Rockefeller. El Instituto Cold
Spring Harbor fue creado especialmente para la investigación
eugenésica, pero importantes investigaciones también
fueron llevadas a cabo en las universidades de Harvard, Princeton,
Yale, Johns Hopkins y otras.
Las investigaciones "científicas", la legislación,
y el condicionamiento de la población por los medios masivos
de comunicación sobre la validez de las teorías
eugenésicas se extendieron por cerca de medio siglo. Quienes
se atrevieron a oponerse a ellas fueron abucheados y tildados
de fanáticos religiosos, reaccionarios, ciegos a la realidad
o simplemente ignorantes. Pero, en retrospectiva -- comenta Crichton
-- lo sorprendente es cuán pocos pusieron objeciones a
tal monstruosidad.
Bajo la tutela y promoción de estas fundaciones, las
teorías eugenésicas pronto fueron aceptadas en
Alemania, y fueron financiadas hasta 1939, pocos meses antes
del comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Los eugenistas alemanes
llegaron a progresar tanto que, a partir de 1920, el liderazgo
mundial del eugenismo se trasladó por completo a Alemania.
Los alemanes demostraron ser admirablemente progresistas y
creadores. Prepararon casas que parecían comunes y corrientes
en las que los "retrasados mentales" eran entrevistados
y luego conducidos amablemente a cuartos convertidos en cámaras
letales de gas. Luego sus cadáveres eran incinerados en
crematorios construidos al efecto.
Eventualmente el programa eugenésico se expandió
a todo el país, en una vasta red de campos de concentración
y exterminio. Los campos de exterminio que se descubrieron en
Alemania después de la derrota nazi no eran sino una continuación
lógica de lo que había comenzado aquí en
los Estados Unidos.
Como es de imaginarse, cuando los horrores de la alemania
nazi se descubrieron al final de la guerra, los eugenistas se
esfumaron como por arte de magia. Las teorías eugenésicas
dejaron de enseñarse en las universidades y los laboratorios
de investigación eugenésica cerraron sus puertas
o se dedicaron a otros fines.
En retrospectiva, comenta Crichton, tres aspectos del experimento
eugenésico llaman la atención. En primer lugar,
que, a pesar de todos los experimentos y la infinidad de libros
y trabajos "científicos" que generó,
el eugenismo nunca tuvo una base científica. En realidad
en esa época nadie sabía qué cosa era un
gene.
En segundo lugar, el movimiento eugenésico era en realidad
un programa de ingeniería social encubierto tras una fachada
científica. Logró tanto apoyo entre la población
en general, porque los eugenistas lo usaron para atizar el racismo,
la xenofobia y el miedo a los inmigrantes.
Pero lo más penoso de esta etapa lamentable de la historia
de la humanidad es que las comunidades científicas norteamericana
y alemana ni protestaron ni se opusieron a tal aberración.
Por el contrario, tal como lo prueban documentos de la época,
los científicos de ambos países no sólo
no se opusieron al eugenismo, sino que lo adoptaron de todo corazón.
En especial los científicos alemanes, aún aquellos
que no eran miembros del partido nazi, no sólo cooperaron,
sino que tuvieron un papel activo en la implementación
y ejecución de las políticas de exterminio racial.
Y lo hicieron espontáneamente, sin que fuera necesario
ningún tipo de coacción o presión por parte
de los nazis.
Como ejemplo de las estrechas relaciones entre el darwinismo
y la eugenesia, voy a traer a colación una anécdota
reciente del héroe de Wotzkow, nuestro amigo Richard Dawkins.
En un corto artículo que escribió para el Sunday
Herald de Escocia, publicado el 1ro de julio del 2007, y
que tituló "Eugenics May Not be Bad" ["La
eugenesia tal vez no sea mala"], Dawkins defendió
la idea de la producción de bebés de laboratorio,
especialmente diseñados para que posean determinadas habilidades.
Según Dawkins, la oposición a este tipo de manipulación
genética se debe a que Hitler adoptó la eugenesia
como política estatal, no porque la eugenesia sea mala
en sí misma, y termina aconsejando al público de
que ya es hora de que nos olvidemos de Hitler.
El artículo de Dawkins, en el que revela una de las
facetas ocultas de su verdadera filiación ideológica,
provocó tal volumen de airadas críticas de los
lectores que, en la versión del mismo que apareció
en el sitio web del periódico, los editores cambiaron
el título del artículo y lo re-titularon, "From
the Afterworld". Sin embargo, como al parecer lo hicieron
apresuradamente, olvidaron cambiar el nombre del documento web
y, algunos días después, todavía el URL
del artículo aparecía como: http://www.sundayherald.com/life/people/display.var.1031440.0.eugenics_may_not_be_bad.php.
Esto constituye una prueba tanto de que el título original
fue alterado, como de la falta de ética profesional de
quienes lo cambiaron.
Darwinismo, maltusianismo y eugenesia
Como dije anteriormente, después de la derrota nazi,
los eugenistas desaparecieron, pero sólo aparentemente.
En realidad tan sólo habían cambiado de careta.
Ahora comenzaron a llamarse darwinistas.
El darwinismo ya se había puesto de moda desde fines
del siglo XIX. Capitalistas poco escrupulosos como John D. Rockefeller
hallaron en la fórmula darwinista de la supervivencia
de los más aptos la justificación moral que necesitaban
para sus actividades delictivas encaminadas a eliminar la competencia,
explotar al máximo a los trabajadores, y deshacerse de
gran número de miembros de las "razas inferiores".
Darwin había hallado una explicación que, según
él, probaba la existencia de la evolución como
una ley natural. La llamó la "supervivencia de los
más aptos." Sin embargo, la explicación darwiniana
se basaba en una falacia lógica llamada razonamiento circular:
¿Quiénes son los más aptos? Los que sobreviven.
Y, ¿quiénes son los que sobreviven? Los más
aptos.
A pesar de esta falacia evidente, el principio darwinista
pronto generó toda una estructura ideológica que
luego se conoció como darwinismo social. El darwinismo
social le vino como caído del cielo a los Rockefellers
-- a quienes alguien ha llamado con razón la familia que
más daño le ha hecho a la humanidad. Además,
el darwinismo era una cuña que podían clavar en
el seno de las religiones cristianas, particularmente el catolicismo,
que no sólo no aprueba el privar de la vida a otros seres
humanos, ni siquiera por métodos anticonceptivos, sino
que también condena la usura, lo cual ponía nerviosos
a los banqueros.
De modo que los Rockefellers y sus amigos de la banca internacional
aunaron su poder y sus fortunas en una verdadera conspiración
para promover el darwinismo y otras ideologías similares
como armas ideológicas en contra del cristianismo, al
que consideraban su principal enemigo. A ese fin, los Rockefellers
crearon dos organizaciones que les servirían como centro
neurológico para coordinar los esfuerzos de los conspiradores.
Me refiero al Consejo de Relaciones Exteriores en New York y
al Royal Institute for International Affairs en Londres -- ambas
organizaciones se originaron a partir de otra más antigua,
llamada el Round Table Group.
(El papel del Consejo de Relaciones Exteriores en esta conspiración
se estudia en detalle en "Treason in America: The Council
on Foreign Relations", un documental de una hora de duración
que será el primero de la serie TruthLies. El programa
estará a la venta a partir de mediados del mes de julio.
El papel de Fidel Castro en esta conspiración se estudiará
en "Partners in Treason: The CFR-CIA-Castro Connection",
el segundo programa de esta serie que aparecerá en septiembre
de este año. Para más información visiten
mi sitio web en www.servandogonzalez.org)
Las dos fobias que han acosado a los Rockefellers por muchos
años han sido el temor a perder su fortuna -- una de las
hermanas, Winifred, no pudo resistir este miedo y terminó
por suicidarse después de haber asesinado a sus dos hijas
--, y el peligro de que las crecientes masas de población
los priven de los recursos naturales del planeta que, por derecho
propio, les pertenecen tan sólo a los Rockefellers y a
sus cofrades billonarios. Pero, a partir de mediados del siglo
pasado, el temor a perder la fortuna se tornó menos apremiante,
pues ya habían acumulado tantos billones que esa posibilidad
era muy remota, y el temor a las crecientes masas humanas pasó
a primer plano hasta convertirse en una verdadera obsesión.
Un somero estudio de hacia donde canalizan sus donaciones
las fundaciones "filantrópicas" controladas
por los Rockefellers y sus amigos, evidencia que la mayor parte
de sus esfuerzos está dedicado a financiar organizaciones
cuyo fin, directo, indirecto o encubierto, es el control del
crecimiento de la población mediante programas eugenésicos.
Esto sin mencionar su extraordinaria habilidad en fomentar guerras,
revoluciones, plagas y hambrunas, que son la forma más
efectiva de controlar el crecimiento demográfico.
Pero, después de haber dedicado todo su esfuerzo y
dinero a tal fin por más de un cuarto de siglo, los conspiradores
llegaron a la conclusión de que el crecimiento de la población
del planeta era incontrolable, a no ser que se tomaran medidas
drásticas para detenerlo. De modo que, después
de largos y profundos estudios, llegaron a la conclusión
de que, para garantizar su supervivencia a los niveles de vida
de lujo y opulencia a los que están acostumbrados, tenían
que eliminar no menos del 85 por ciento de la población
del planeta y reducir los sobrevivientes a niveles de subsistencia
preindustriales. Y la única forma de lograrlo era mediante
la implantación de un sistema político global comuno-fascista,
que dieron en llamar el Nuevo Orden Mundial.
Si alguno de mis lectores piensa que exagero y que lo anterior
no pasa de ser teorías conspiratorias sin base, le cederé
la palabra a los propios conspiradores, para que sean ellos mismos
quienes los convenzan.
En su libro The Impact of Science on Society, publicado
en 1951, el filósofo humanista ateo Bertrand Russell escribe,
"En este momento la población del planeta está
creciendo. Hasta ahora las guerras no han sido efectivas en detenerlo
pero tal vez la guerra bacteriológica se más efectiva.
. . Si la Peste Negra pudiera regarse por todo el mundo al menos
una vez cada generación, los sobrevivientes podrían
procrear libremente sin llenar demasiado el mundo."
El 24 de abril de 1974, Henry Kissinger (miembro del CFR)
emite el neomaltusiano Memorándum 200 del National
Security Council (NSC 200), un documento super-secreto titulado
"Implications of Worldwide Population Growth for U.S. Security
and Overseas Interests". El Memorándum enfatiza que
los E.U. no deben permitir que los africanos exploten los recursos
naturales de África. El Memorándum menciona 13
países en los que los E.U. deben reducir la población
para evitar que se "malgasten" sus recursos naturales,
entre ellos varios países africanos, así como Brasil,
Colombia, y México.
En 1975, un año después de que Kissinger emite
el NSC 200, las tropas castristas invaden Angola. Poco después
el Embajador norteamericano ante las Naciones Unidas, Andrew
Young (CFR), declara que las tropas castristas constituyen una
presencia estabilizadora en África;
Pocos meses después de que las tropas castristas controlan
Angola, el país se convierte en uno de los mayores socios
comerciales de los E.U. en África. El Chase Manhattan
Bank, el Bankers Trust, el Citibank, y el Morgan Guaranty, le
conceden grandes préstamos a Angola. Los negocios de la
General Motors, General Tire, Caterpillar, Boeing, IBM, NCR,
Pfizer, Xerox, y otras firmas norteamericanas, florecen en el
país. El 95 por ciento del petróleo angolano se
exporta a países occidentales. La mitad de la producción
de la Gulf Oil en Angola termina en las refinerías de
los E.U. El consorcio De Beers controla las minas de diamantes.
Y, mucho más importante, el país se sume en la
más absoluta miseria. La Shell le paga a Castro en dólares
para que sus tropas mercenarias protejan las refinería
de la Shell en Cabinda.
En 1981, altos miembros del Consejo de Relaciones Exteriores
comentan que la posibilidad de un México industrializado
-- al que algunos llaman "un Japón al sur de la frontera"
-- es intolerable. Poco después el exDirector de la CIA
William Colby (CFR), ahora convertido en consejero sobre "riesgos
políticos" de poderosas corporaciones transnacionales,
le aconseja a sus clientes que no inviertan en México,
porque una caída del peso es inminente. El periódico
Wall Street Journal se hace eco del rumor, y publica varios
artículos sobre el tema. El pánico cunde, y miles
de inversionistas mexicanos cambian sus pesos en dólares
y los invierten en bienes raíces en California y Texas.
El gobierno de López Portillo se ve forzado a devaluar
el peso.
La devaluación del peso trae como consecuencia que
gran parte de la industria privada mexicana, que en los años
previos había recibido grandes préstamos en dólares,
pero que, como ahora sus ingresos son en pesos devaluados no
puede pagar los intereses en esa moneda, vaya a la quiebra de
la noche a la mañana. La devaluación no sólo
paraliza el proceso de industrialización del país,
sino que reduce los niveles de vida del pueblo y desata una inflación
galopante.
Michael Fox, vicepresidente de la Humane Society de los Estados
Unidos escribe un artículo en el que afirma que, "los
seres humanos son el animal más destructivo, peligroso,
egoísta y poco ético que puebla este planeta."
("Animal Rights: A New Species of Egalitarianism."
The Intellectual Activist: 14 de septiembre de 1983: p.
3)
Poderosas corporaciones transnacionales norteamericanas y
británicas crean al norte de México las llamadas
maquiladoras, una especie de factorías coloniales en las
que trabajan mujeres y niños por salarios de miseria.
El gobierno mexicano lo permite, pues necesita los dólares
para pagar los intereses de la deuda. Pero las maquiladoras también
producen un efecto devastador en la industria norteamericana,
y miles de obreros calificados van a la ruina.
En 1991 el príncipe británico Philip, Duque
de Edinbugo, declara a la Agencia Deustche Presse que "En
el caso de que reencarnara, quisiera regresar al mundo en forma
de un virus mortal, para contribuir en algo a resolver el problema
del exceso de población."
El 22 de octubre de 1989, el periódico Los Angeles
Times publica en su sección de Book Reviews un artículo
del biólogo David Graber, en el que afirma que "La
felicidad y la fecundidad humanas no son tan importantes como
un planeta saludable. Nos hemos convertido en una plaga de nosotros
mismos y del planeta Tierra. Mientras llega el momento que el
homo sapiens decida retornar a la naturaleza, nuestra única
esperanza es que aparezca el virus adecuado."
En 1990, durante un receso en las reuniones del World Economic
Forum en Davos, Suiza, el millonario Maurice Strong, miembro
ejecutivo del Consejo de Relaciones Exteriores y aliado cercano
de los Rockefellers, declara que el principal objetivo de un
grupo de millonarios como él es el colapso de la civilización
industrial.
En un estudio publicado por el Club de Roma -- una de las
muchas organizaciones periféricas controladas por los
conspiradores --, los autores afirman que, "Si la lucha
contra un nuevo enemigo nos une, hemos concebido la idea de que
la contaminación, el calentamiento global, la escasez
de agua, y el hambre son el enemigo perfecto. Y todos esos peligros
son causados por la intervención humana. Por tanto, el
verdadero enemigo es la propia humanidad." (Alexander King
y Bertrand Schneider, The First Global Revolution, Club
of Rome, 1991: Pantheon Books, New York, p. 115.)
En el El Correo de la Unesco, de noviembre de 1991,
Jacques Cousteau humanista, ateo, y buen amigo y admirador
de Fidel Castro -- declara: " para estabilizar la población
mundial tenemos que eliminar 350,000 personas cada día.",
Durante las conferencias del Earth Summit celebrado en Río
de Janeiro en 1992, su Presidente, Maurice Strong (CFR), declara
a la prensa que la única esperanza de salvar el planeta
es el colapso de la civilización industrial.
En un discurso en la American Association for the Advancement
of Science, el profesor de la Universidad de Cornell David Pimentel
declara que, "La población total del planeta no debe
sobrepasar los 2 billones en vez de los 5.6 billones actuales."
(Los Angeles Times 5 de abril de 1994.)
Durante una mesa redonda de la Gorbachev Foundation, celebrada
en San Francisco en el otoño de 1996, el Dr. Sam Keen,
escritor y filósofo New Age, expresa su opinión
de que "Debemos hablar más claramente sobre la sexualidad,
los contraceptivos, el aborto, y los valores que controlan la
población, porque, en definitiva, la crisis ecológica
no es sino una crisis de población."
En el 2001, una delegación de banqueros de Wall Street,
presidida por David Rockefeller, visita Cuba, donde tienen una
larga reunión con Fidel Castro. Después de la reunión,
Peter Peterson, uno de los directores del Consejo de Relaciones
Exteriores hace unas declaraciones en las que elogia a Castro
por los altos niveles de educación y salud pública
en Cuba, y añade: "Creo que Cuba es uno de los países
mejor educados del hemisferio occidental."
Durante el transcurso de visitas independientes a Cuba en
el propio año 2001, el Presidente del Banco Mundial, James
Wolfensohn (CFR), y el Secretario General de la ONU, Kofi Annan,
expresan su convicción de que la Cuba de Castro es el
modelo a seguir.
En un viaje pagado por la Fundación Ford en abril del
2002, una comisión encabezada por el expresidente Jimmy
Carter (CFR), acompañado de Robert Pastor (CFR) y otros
miembros del Consejo de Relaciones exteriores, visita Cuba. Los
visitantes expresan su admiración por la salud pública
y la educación en la isla.
Aprovechando los nuevos acuerdos de libre comercio entre México
y los E.U., el consorcio agrícola transnacional Archer
Daniel Midlans (miembro corporativo del CFR) exporta a México
un promedio de 60 millones de toneladas anuales de maíz,
la mayor parte genéticamente modificado. Esta competencia
desleal lanza a la miseria a miles de campesinos mexicanos, y
ocasiona un considerable aumento en el precio del maíz,
el ingrediente básico de la comida de las personas de
bajos ingresos en el país. Dwayne Andreas, Director Ejecutivo
de la ADM y miembro del Consejo de Relaciones Exteriores, ha
manifestado públicamente en múltiples ocasiones
su gran admiración por la Cuba de Castro.
El nuevo Presidente del Banco de la Reserva Federal norteamericano,
Ben S. Bernanke, admite públicamente que el desplome de
la Bolsa de valores, que trajo como resultado la Gran Depresión
de 1929 1934, que trajo desempleo y miseria a los E.U.,
fue creado artificialmente por el Banco.
Podrían llenarse varias páginas de ejemplos
similares, pero con esta pequeña muestra basta y sobra.
Demás está decir que ninguno de estos individuos
que he mencionado anteriormente es un reaccionario, retrógrado
fundamentalista religioso. Por el contrario, la gran mayoría
de quienes así piensan y actúan se describen a
sí mismos como liberales, progresistas, ateos, humanistas,
y darwinistas. Cualquier parecido de sus ideas con la retórica
Nazi no es producto de una coincidencia.
Darwinismo, maltusianismo, eugenesia
y Nuevo Orden Mundial
Para llevar a cabo este siniestro plan de aniquilamiento de
la población mundial, que hará palidecer en comparación
los horrores de la Alemania Nazi, la Unión Soviética
de Stalin, y la China de Mao, los Rockefellers y sus amigos se
pusieron a conspirar en las sombras, y pronto llegaron a una
conclusión: tan sólo había dos vías
para lograrlo; la revolución violenta, o la revolución
gradual, por infiltración.
Pero la vía violenta de la revolución, aunque
más rápida, conllevaba graves riesgos, pues corrían
el peligro de que algunas de las víctimas no aceptaran
su destino mansamente y se rebelaran -- sobre todo en los Estados
Unidos, donde gran parte de los ciudadanos posee armas de fuego.
Por tanto, llegaron a la conclusión de que lo único
que cabía era usar las técnicas de infiltración
paulatina típicas del fabianismo -- una sociedad pro comunista
inglesa cuya táctica es la infiltración y cuyo
emblema es el lobo disfrazado de cordero. Estas tácticas
son bastante parecidas a las que preconiza el marxista italiano
Antonio Gramsci.
Para ello, los conspiradores comenzaron un agresivo programa
de guerra psicológica contra aquellos a quienes pensaban
aniquilar. La primera medida consistía en deshumanizarlos.
La técnica no es nueva: Hitler llamó parásitos
a sus oponentes, y Castro los llama gusanos. Como matar parásitos
y gusanos crea menos problemas de conciencia que matar seres
humanos, la técnica siempre es efectiva.
Pero los conspiradores del Nuevo Orden Mundial hallaron algo
mucho más efectivo y sutil que les vino como anillo al
dedo para sus planes: el darwinismo. Como, según el darwinismo,
la vida no es un don otorgado por un Creador, sino el resultado
de la evolución azarosa de la materia inerte, eliminar
varios billones de pedazos de materia inerte evolucionada no
acarrearía grandes cargos de conciencia para los verdugos.
A este fin, se infiltraron primero en las escuelas y luego
en las universidades hasta que lograron implantar el darwinismo
disfrazado de ciencia como enseñanza oficial. Allí
se dedicaron a lavarle el cerebro a las generaciones jóvenes
que un día controlarían el país. Y hay que
reconocer que la técnica dio resultado. El proceso sólo
se ha hecho ahora más evidente porque nos hallamos en
la recta final, y el ritmo de implementación se ha acelerado.
En su libro The Selfish Gene, Dawkins introdujo el
concepto de "memes", un neologismo que acuñó
a partir de la palabra "genes". Según Dawkins,
un meme es un vehículo de duplicación de información
que usan la mente para hacer copias de sí misma, que luego
transmite otras mentes, en un proceso similar a como se propagan
los viruses.
El meme es la unidad básica de duplicación y
transmisión de información en la ideosfera. Los
memes, verdaderos virus mentales, flotan en el caldo de cultivo
de la cultura humana, donde crecen, se reproducen, sufren mutaciones,
compiten con otros memes y se vuelven dominantes, o mueren y
desaparecen. Pero, aclara Dawkins, como bien lo prueban el nazismo,
el comunismo y el darwinismo, un meme no necesita ser cierto
para que tenga una larga vida y ejerza una poderosa influencia
en gran número de personas.
En mi artículo "Darwinism's Green Box" lancé
la hipótesis de que tal vez la prepotencia actual de las
teorías darwinistas no fuera simplemente el producto de
un azaroso desarrollo evolutivo ni de in diseño inteligente,
sino de un diseño de inteligencia, es decir, una creación
de guerra psicológica. Según esta hipótesis,
quienes planearon el crecimiento y dispersión de las ideas
darwinistas -- a las que podemos agregar, el ecologismo, el calentamiento
global, y todas esa teorías disparatadas que lo convoyan
-- no eran científicos, sino especialistas en guerra psicológica.
Nadie como el propio Dawkins para atestiguar el éxito
del meme darwinista. De hecho, el éxito y la dispersión
del nocivo meme darwinista y sus compañeros de viaje,
tiene muchas de las características de una operación
de guerra bacteriológica, en este caso dirigida contra
las mentes del pueblo norteamericano y otros pueblos del mundo.
Y los conejillos de indias a quienes se les inoculó inicialmente
el meme darwinista eran alumnos de las escuelas públicas
en los E.U y en la Cuba castrista.
Prueba documental de la existencia de
una gran conspiración
Nada hay secreto que no haya de ser descubierto
ni oculto que no haya de saberse. Porque cuanto dijisteis en
la oscuridad, será oído a la luz, y lo que hablasteis
al oído en las habitaciones privadas, será proclamado
desde los tejados.
-- Lucas, 12:2-3
En su artículo, Wotzkow menciona que me había
alertado sobre los riesgos que podía entrañar asociar
gratuitamente a Darwin y a la teoría de la evolución
con las conspiraciones políticas a las que nos tiene acostumbrado
el ambientalismo. Pero, contrariamente a lo que asevera Wotzkow,
la asociación del darwinismo con la conspiración
que promueve el ambientalismo no es gratuita. Por el contrario,
está totalmente justificada porque ambas son partes de
una conspiración mayor.
Muchos autores norteamericanos han estudiado seriamente el
fenómeno de la conspiración que constituye el gobierno
invisible de los Estados Unidos. Probablemente el más
conocido sea el de David Wise y Thomas Ross, cuyo libro The
Invisible Government pronto se convirtió en un éxito
de librería cuando fue publicado en 1964. Otro intento
en ese sentido fue el documental de Bill Moyers The Secret
Government. Pero ambas obras cometen el error de señalar
a la CIA como centro de esta conspiración.
En The Secret Team, uno de los mejores estudios que
se haya escrito sobre la CIA , Fletcher Prouty explica cómo
un pequeño grupo de funcionarios de la CIA logró
ganar control casi total sobre los presidentes norteamericanos
proporcionándoles información tendenciosa. Pero
en un artículo publicado en febrero de 1986 en la revista
Freedom, Prouty avanza un paso más cuando abunda
sobre el tema y aclara que "La CIA es la mejor amiga de
los altos ejecutivos de las grandes corporaciones, y trabaja
para ellos aquí y en el extranjero."
Sin embargo, el primer autor que apuntó certeramente
hacia el Consejo de Relaciones Exteriores como la verdadera fuente
del gobierno invisible de los Estados Unidos fue Dan Smoot en
su libro The Invisible Government, publicado en 1962,
dos años antes del libro del mismo nombre de Wise y Ross.
Según Smoot, el fin último y secreto de esta organización
donde reside el gobierno invisible es la creación de un
gobierno mundial de tipo socialista, del que los E.U. formarían
parte. Demás está decir que esta es la misma organización
que en estos momentos conspira tras las espaldas de los pueblos
norteamericano, canadiense y mexicano, para la fusión
de los tres países en uno sólo, la Unión
Norteamericana, con una moneda común, el amero. Este será
el primer paso en la creación de la Unión Americana,
un país que se extenderá desde Alaska hasta la
Patagonia.
En esta conspiración tienen un papel cardinal el agente
secreto de los conspiradores, Fidel Castro,y su sub-agente Hugo
Chávez. Los conspiradores saben muy bien que el miedo
al fantasma del Castrochavismo será la palanca que en
definitiva impulsará a las clases dirigentes en América
Latina a aceptar a regañadientes, como el menor de dos
males, el ALCA, el TLC, el TLCAN, y toda esa sopa de letras precursora
de la Unión Americana -- el nombre en nuestro continente
del Nuevo Orden Mundial comuno-fascista que los conspiradores
planean implantar en todo el planeta.
Pero quienes han estudiado esta conspiración tan sólo
han podido obtener evidencia circunstancial, pues nunca han logrado
hallar pruebas documentales que lo prueben más allá
de toda duda. El único autor que se refiere la conspiración
y menciona haber visto los documentos secretos que la prueban,
porque se los mostraron los propios conspiradores, es Carrol
Quigley en su libro publicado en 1996, Tragedy and Hope.
Según Quigley,
"Existe, y ha existido por una generación, una
red anglófila internacional que opera, en cierto grado,
en la forma en que la derecha radical cree que operan los comunistas.
De hecho, esta red, que podemos identificar como la Round Table
Group, no siente aversión por cooperar con los comunistas
u otros grupos similares, y lo hace frecuentemente.
Conozco las operaciones de esa red porque la he estudiado
por veinte años, y al comienzo de la década de
los sesenta me permitieron examinar sus documentos y archivos
secretos."
Pero el libro de Quigley tiene más de mil páginas,
y tan sólo dedica unas pocas a hablar del tema de las
conspiraciones.
Otro libro que explica en detalle el plan de genocidio a escala
global de los conspiradores es Report From Iron Mountain:
On the Possibility and Desirability of Peace, de Leonard
C. Levin, publicado en 1967. El autor afirma que el libro se
basa en las minutas de una serie de reuniones secretas entre
miembros importantes de la conspiración -- entre ellos
Henry Kissinger y John Maynard Keynes --, que comenzaron en un
lugar secreto en Iron Mountain, un lugar no lejos de Pocantico
Hills, al norte de New York, donde están las mansiones
donde residen los Rockefellers.
El libro es un estudio descarnado que recomienda la necesidad
no sólo de evitar la paz a toda costa, sino de fomentar
la guerra, porque esta es el medio más efectivo para evitar
el desarrollo demográfico. También recomienda que
los gobiernos creen enemigos falsos, tales como invasiones extraterrestres
o crisis ambientales, para mantener a las masas aterrorizadas
y bajo control. También recomienda la vuelta a la esclavitud
como forma económica y social.
Pero Levin era un autor de ficción que también
ha escrito sátiras políticas, y muchos críticos
desacreditaron el libro alegando que de eso se trataba. El propio
Levin les dio la razón, cuando en 1972 declaró
que todo se había tratado de una broma.
De modo que obtener pruebas documentales de la existencia
de esta conspiración es casi imposible porque, como bien
indica la lógica, los conspiradores no van a ser tan tontos
de escribir tales documentos comprometedores para que algún
día alguien los descubra, ¿no es así?
¡Falso!
Tal parece que la arrogancia de los conspiradores, y su desprecio
por las personas que planean eliminar, es tan grande que, al
menos esta vez, cometieron un error y crearon un documento que
prueba más allá de toda duda la existencia de una
conspiración de enormes proporciones para destruir la
cultura occidental tal como la conocemos e implantar en su lugar
un sistema comuno-fascista global que llaman el Nuevo Orden Mundial.
Mientras realizaba mis investigaciones para escribir el presente
artículo, y cuando ya tenía escrita toda la parte
anterior, di en la Internet con un artículo de alguien
que menciona un documento al que se le ha dado muy poca divulgación.
Lo interesante es que esta persona -- un blogger que escribe
bajo el pseudónimo de "Mr. End" porque, según
afirma, teme las represalias -- se califica a sí mismo
de izquierdista. Según Mr. End, en 1968, el Departamento
de Educación norteamericano comisionó al Stanford
Research Institute (SRI) para que le echara un vistazo al futuro
e informara sobre lo que este nos deparaba. Pero los futurólogos
del SRI no se detuvieron ahí; dieron un paso más
y estudiaron los "cambios en las premisas conceptuales de
la Sociedad occidental que conducirían a un futuro deseable."
O sea, no lo que se avecinaba, sino lo que, según ellos,
sería bueno que viniera.
El
documento final fue publicado por el SRI en forma de libro en
1982, bajo el título Changing Images of Man, editado
por O. W. Markley y Willis W. Harman. Demás está
decir que no se trata de un fraude. Comprobé que el libro
existe y, aunque difícil de obtener, todavía hay
ejemplares en varias bibliotecas.
Antes de proseguir es bueno abundar sobre qué es en
realidad la institución que realizó el estudio.
El SRI fue creado en 1946 como una institución de investigación
(think tank) asociada a la Universidad de Stanford, en California.
Según algunos investigadores, la idea original para la
creación del SRI surgió en una de las reuniones
secretas del Bohemian Grove, una especie de sociedad secreta
misteriosa situada en los bosques del norte de California, donde
los conspiradores se reúnen al menos una vez al año.
Desde su fundación el SRI se ha dedicado de lleno a
la investigación de tecnologías sofisticadas, bordeando
en la ciencia ficción, para las fuerzas armadas norteamericanas.
A este fin, siempre ha recibido jugosos contratos. Entre estas
investigaciones se hallan, estudios de contrainsurgencia en Tailandia;
uso de armas químicas en contra de la población
civil de Vietnam; sistemas de navegación electrónica
para la Fuerza Aérea; impacto de pruebas nucleares en
la población civil; miniaturización electrónica
de equipos de la Armada norteamericana; y muchos más de
ese tipo mantenidos bajo el más absoluto secreto.
Debido a los jugosos contratos del gobierno, en 1969, el presupuesto
del SRI fue mayor que el de la propia universidad de Stanford,
y superior al de uno de los más conocidos think tanks
norteamericanos, la RAND Corporation.
Entre de los principales clientes del SRI se encuentra la
tenebrosa CIA. El SRI ha realizado estudios comisionados por
la CIA en los campos de modificación de la conducta humana,
visión remota (remote viewing), técnicas de lavado
de cerebro y control mental, y otras semejantes. Como se aprecia,
todos estas áreas de investigación caen dentro
de otra mayor, llamada guerra psicológica.
Según el blogger anónimo, Changing Images
of Man es el sueño dorado de un especialista en la
teoría de las conspiraciones. El libro describe en detalle
el plan maestro de un vasto programa de ingeniería social
para ser llevado a cabo por los más altos niveles del
complejo militar-industrial norteamericano.
Más adelante, el blogger abunda en el tema: Los teóricos
de las conspiraciones en la derecha cristiana verán este
libro como la prueba de la existencia de un proyecto de largo
alcance cuyo núcleo es una conspiración satánica
para controlar el mundo. "Pero nosotros, especialmente aquellos
en la izquierda política que no le prestamos atención
a esas teorías, deberíamos bajarnos de nuestras
torres de marfil desde las que miramos con desdén a esos
'fundamentalistas ignorantes' y reexaminar como operan las elites
políticas. Por ejemplo, este documento evidentemente representa
un intento de socavar el cristianismo. Está claro que
el cristianismo no es 'útil' para la creación de
ese 'futuro deseable' que se menciona en la introducción
del libro."
Mr. End destaca el hecho de que, según el informe,
el cristianismo debe ser transformado en algo bastante diferente,
y es evidente que esa transformación ya está ocurriendo.
De hecho, observa Mr. End, el plan que se describe en Changing
Images of Man es tan evidente que lo extraño es que
tan pocos en la izquierda hayan escrito antes sobre él.
El blogger anónimo no exagera. Changing Images of
Man no es el producto de un pequeño grupo de personas
planeando en secreto las estrategias para derrotar la competencia
y que su producto se venda o que su candidato político
sea elegido. Por el contrario, es un plan maestro que plantea
la implementación a nivel nacional, y luego global, de
un sistema político-social -- una mezcla de fascismo y
comunismo -- que mejor se adapte a sus intereses.
Los conspiradores han llegado a la conclusión de que
la democracia ya no les conviene, y que la habilidad del sistema
capitalista para mantener a la mayoría de los ciudadanos
en la clase media a llegado a su fin. De modo que, ¿qué
transición mejor para un sistema neo-feudal post-capitalista
que aquella en que la propia clase media no sólo acepte,
sino que clame por la eliminación de su status económico
y social para dar comienzo a una nueva edad dorada de la humanidad?
El programa de transformación social y mental de las
masas desarrollado en el SRI no descuida ningún aspecto.
Por ejemplo, en la Introducción se menciona la necesidad
de explorar más profundamente el enorme significado los
cambios presentes en las normas psicosexuales y sus premisas
tendrán en el establecimiento de la sociedad futura, (p.
xx). En otra parte, el documento expresa que el cristianismo
es uno de los mayores obstáculos para el surgimiento de
esta nueva "mentalidad ecológica".
De modo que, si muchos líderes cristianos conservadores
han estado convencidos por muchos años de que existe una
conspiración para destruir el cristianismo -- véase,
por ejemplo, el número especial de diciembre del 2005
de la revista Whistleblower, dedicado al tema de "Criminalizing
Christianity" --, esto se debe simplemente a que la conspiración
existe.
Más adelante el documento se adentra en el estudio
de cuál es la religión que más les conviene
para sustituir al cristianismo, porque, obviamente, ni el cristianismo,
ni el judaísmo, ni el islamismo tienen nada que ofrecer.
Y entonces los autores comienzan a hablar de una religión
casi olvidada, que en realidad es una antigua minoría
cristiana, llamada gnosticismo.
Antes de continuar con este análisis, es bueno aclarar
que los conspiradores no sustentan ninguna ideología en
particular. Si en algún momento parece que abrazan el
fascismo, el comunismo, el darwinismo o el ateísmo, es
tan sólo porque en ese momento les conviene para llevar
a cabo su agenda secreta, y cambian de ideología como
alguien cambia de casacas. Por tanto, si ahora han decido promover
el gnosticismo esto se debe a que en estos momentos es la ideología
que más les conviene para usarla como punta de lanza en
su lucha contra el cristianismo.
Gnosticismo fue el nombre que adoptó una mezcla de
Cristianismo y misticismo pagano que tuvo cierto auge en los
primeros siglos de nuestra era en la región del mediterráneo
y el medio oriente. Las creencias de los gnósticos constituyen
una síntesis de las antiguas creencias babilonias, hindúes
y egipcias, así como semitas y zoroástricas. En
la Edad Media la Iglesia católica declaró que gnosticismo
era una herejía, y el gnosticismo pasó a la clandestinidad,
pero también ha sido mantenido vivo en las creencias de
los masones, los rosacruces y los sufíes.
Los gnósticos creían que el mundo material era
no sólo una distracción sino también que
era esencialmente malvado. Esa es, por tanto, la ideología
que nos conducirá sin protestar, como mansos corderos,
a la miseria material y moral de la sociedad feudal comuno-fascista
del Nuevo Orden Mundial que se avecina.
Prueba de que la promoción encubierta del gnosticismo
marcha a todo vapor es el reciente éxito de la novela
El código da Vinci como resultado de un extraordinaria
campaña publicitaria. Un papel similar lo tienen las populares
novelas de Harry Potter, las que inoculan en las impresionables
mentes infantiles el meme del irracionalismo, el ocultismo, y
la magia negra.
Según Marylin Ferguson, una de las gurus de la Nueva
Era, el gnosticismo es la fuente principal del misticismo y subjetivismo
contemporáneo. La sociedad de hoy ha adoptado una espiritualidad
escapista, antimaterial, antiintelectual y antitradicional. La
cultura norteamericana ha resultado se la más vulnerable
al inconexo marco interpretativo del subjetivismo gnóstico.
Según los gnósticos, una creencia es verdadera
tan sólo si satisface una necesidad personal. Esto podría
aplicarse perfectamente a la actitud de los promotores del darwinismo.
Al final del estudio, el documento menciona con admiración
la llamada "Filosofía Perenne", formulada en
la era Védica de la India. El concepto principal de la
Filosofía Perenne es que la naturaleza básica del
universo es la "conciencia", en la que todos los seres
humanos debemos participar. Pero los autores de Changing Images
of Man terminan con una nota positiva, cuando afirman que
el potencial humano es ilimitado, y que, si nos lo proponemos,
todos podemos alcanzar este estado de máxima conciencia.
Lo anterior es una clave que indica que la idea de promover
la conciencia revolucionaria como sustituto de la acumulación
de riqueza y bienes materiales tal vez no le haya llegado a Castro
por vía del Kremlin, en Moscú, sino de la Harold
Pratt House, en Manhattan. Por supuesto, que la "conciencia
revolucionaria" es sólo para los siervos de la gleba.
Como bien sabemos, los señores feudales castristas no
han cesado de acumular riqueza y bienes materiales durante todos
estos años.
En una de las partes de su análisis del documento,
Mr. End, quien, repito, no se considera religioso ni conservador,
afirma que, después de estudiar este documento llegó
a la conclusión de que los cristianos que han calificado
esta conspiración de diabólica no están
muy lejos de la verdad. Debo confesar que, al leer esta afirmación,
creí que Mr. End exageraba. Sin embargo, después
haber leído algunas partes del documento, pienso que tiene
toda la razón.
Changing Images of Man es una especie de versión
moderna, corregida y aumentada, del documento secreto producido
el 20 de enero de 1942 en la Conferencia de Wansee, donde, siguiendo
órdenes de Adolf Hitler, Reinhard Heydrich, Adolf Eichman,
y otros funcionarios nazis, planearon fría, analítica
y científicamente, el asesinato de 11 millones de seres
humanos.
Mientras esto ocurría, los Rockefellers y algunos de
sus socios banqueros de Wall Street, entre ellos Prescott Bush,
abuelo del presidente actual, continuaban realizando lucrativos
negocios con los consorcios alemanes, entre ellos la IG Farben
y la Schering AG, fabricantes del gas Zyklon B usado en las cámaras
de gas.
La única diferencia entre los dos documentos es que,
contrariamente al lenguaje técnico y exacto del de la
Conferencia de Wansee, Changing Images of Man emplea un
lenguaje críptico e intencionalmente difícil de
decodificar para los no-iniciados. Pero, a pesar de esas barreras
semánticas para despistar a los incautos, el plan de eliminar
gran parte de la población del planeta y reducir el resto
niveles de supervivencia feudales es fácilmente reconocible.
Signos evidentes que confirman la existencia
de la conspiración
Si uno parte del postulado de que los dos objetivos principales
de los conspiradores son, primero, la reducción drástica
de la población, y, segundo, la reducción de los
niveles de consumo de los sobrevivientes a niveles preindustriales,
se hace evidente que todos los grandes temas promovidos por los
conspiradores a partir de 1960 conducen de una u otra forma a
lograr ese resultado.
Por ejemplo, la práctica masiva del aborto y de las
medidas anticonceptivas, la promoción del homosexualismo,
la creación de guerras y conflictos armados innecesarios,
la incitación de luchas fratricidas e interreligiosas,
el control y restricción de las fuentes alimenticias,
la prohibición del uso del DDT en África y otros
países subdesarrollados -- con su consecuencia directa
de disminución de cosechas y aumento de malaria--, y la
creación y propagación de viruses y bacterias --
posiblemente el virus del SIDA haya sido una de ellas--, están
directamente relacionadas con el objetivo de reducir la población
del planeta.
Por otra parte, el financiar la izquierda para que, bajo pretexto
de proteger el medio ambiente, promover el desarrollo sostenido,
evitar el calentamiento global y cosas por el estilo, se oponga
a la construcción de plantas nucleares y refinerías
de petróleo, y a la explotación de nuevos yacimientos
petroleros ya descubiertos, tiene como objetivo la destrucción
de la base energética de la civilización industrial,
que se basa fundamentalmente en el uso de la energía procedente
del petróleo.
Es interesante el hecho de que, tanto los izquierdistas "progresistas"
norteamericanos, como los más reaccionarios miembros del
Consejo de Relaciones Exteriores, han expresado públicamente
en repetidas ocasiones su opinión de que la Cuba de Castro
es el modelo que todos deben copiar. Si alguno de los lectores
todavía no tiene una idea clara de en qué consiste
el Nuevo Orden Mundial, tan sólo tiene que echar una ojeada
a la Cuba de Castro, y ya tendrá una idea bastante cercana
a lo que los conspiradores globalistas tienen preparado para
los sobrevivientes del cataclismo artificial que planean.
En esta gigantesca conspiración, cuyo objetivo central
es la eliminación física de no menos del 85 por
ciento de la población del planeta, hay dos elementos
clave: el darwinismo y la prohibición de que los ciudadanos
posean armas de fuego. El darwinismo tendrá el papel de
eliminar de las mentes de los asesinos las barreras éticas
y morales que la religión cristiana ha erigido contra
el asesinato de otros seres humanos, que se ejemplifica con su
precepto "No matarás".
El registro obligatorio de las armas de fuego, su confiscación,
y la eventual prohibición total de que los ciudadanos
las posean, tiene como objetivo evitar a toda costa que los que
van a ser asesinados puedan defenderse. No es casual que en la
Alemania nazi, en la Rusia y la China comunistas, en la Cuba
comuno-fascista de Fidel Castro, así como en todos los
países en que los gobiernos han cometido genocidios en
contra de sus propios pueblos, la prohibición de posesión
de armas de fuego por los ciudadanos siempre precedió
a las masacres.
Si la Alemania nazi no fuera un hecho histórico comprobado,
algún lector podría pensado que todo esto es demasiado
horrible para ser cierto. Pero no hay que olvidar que la historia
tiene la tendencia a repetirse, y las nuevas generaciones a ignorar
las experiencias de las pasadas y a cometer los mismo errores.
Lo que he expresado anteriormente no pasa de ser una teoría
que, como toda teoría, no tiene necesariamente que ser
la verdad final y mucho menos toda la verdad. Pero esta es la
única teoría que consistentemente explica toda
una serie de hechos al parecer inexplicables como, por
ejemplo, el presente esfuerzo desesperado del CFR y del gobierno
norteamericano en mantener en Cuba una tiranía sostenible
después de la muerte del tirano. Por tanto, hasta que
alguien no ofrezca otra teoría que explique mejor estos
hechos, le sugiero a los lectores que adopten mi teoría
como punto de partida de futuras investigaciones sobre este fenómeno
tan complejo.
En mi reseña al libro de Behe mencioné su error
de luchar contra el darwinismo desde el punto de vista de la
ciencia, cuando en realidad es una ideología. Como ejemplo
puse el caso de los corredores de toros en Pamplona, que usan
un periódico enrollado para despistar a los toros. Sinceramente
creo que, en el caso de la mayoría de los cubanos en el
exilio, el periódico enrollado se llama comunismo.
Pensar que Fidel Castro es lo que es -- y me temo que un día
no muy lejano vamos a descubrir que es algo peor que lo que podamos
haber imaginado en nuestras más horribles pesadillas --
debido a que es comunista, es un grave error. Como sus amos del
CFR, Castro usa las ideologías como el camaleón
cambia de colores, tanto para despistar a sus enemigos como para
atraer a aliados demasiado crédulos.
Es bueno recordar que, en diferentes ocasiones, Castro se
ha declarado cristiano, marxista, comunista y humanista. En un
viaje que dio por varios países musulmanes unos meses
antes de los sucesos del 9 de septiembre del 2001, no se cansó
de repetir su admiración y respeto por la religión
musulmana. Este es el mismo Castro que, hace muchos años,
se vistió de santo, todo de blanco, cuando visitó
varios países africanos. Este es el mismo Castro, ateo,
darwinista y marxista, cuyos dos colaboradores más cercanos,
su secretaria personal y su médico de cabecera, eran conocidos
practicantes de la santería.
O sea, que a diferencia de los corredores de Pamplona, nuestros
enemigos -- y no me refiero tan sólo a Castro, sino también
a sus protectores secretos -- no llevan un sólo periódico
enrollado para engañar al toro, sino una docena. Si bien
es cierto que dos de esas ideologías son el comunismo
y el fascismo, otras no menos importantes son el darwinismo,
la teología de la liberación, el humanismo, el
ecologismo, el New Age, el gnosticismo, y otras que ni siquiera
imaginamos.
Lo que quiero destacar con mi metáfora del periódico
es que, de la misma forma que los conspiradores inventaron el
comunismo soviético y lo mantuvieron vivo artificialmente
hasta que se desplomó (véanse los libros del profesor
Antony Sutton Wall Street and the Bolshevik Revolution
y National Suicide: Military Aid to the Soviet Union)
y luego crearon la Alemania nazi (léase del propio Sutton
Wall Street and the Rise of Hitler), destruir los periódicos
ideológicos no resuelve nada si no acabamos con la fuente.
Si mañana mismo desaparecieran del planeta el comunismo
y el fascismo, los conspiradores crearían de la nada otras
ideologías semejantes. De hecho, ya vimos que, según
el documento del SRI, planean convertir a la humanidad al gnosticismo.
En su libro El Arte de la Guerra, escrito cerca del
400 a.c., el general chino Sun Tzu estableció un principio
básico de lucha: "Quien conoce a su enemigo como
a sí mismo nunca perderá una batalla. Quien no
conoce a su enemigo, pero se conoce a sí mismo, ganará
algunas batallas y perderá otras. Quien no conoce ni a
su enemigo ni se conoce a sí mismo, perderá todas
las batallas."
Por muchos años los cubanos anticastristas del exilio
-- y debo aclarar una vez más que me refiero a los de
verdad, no a los agentes castristas infiltrados en el exilio
-- , cegados por el meme anticomunista, no han querido ver quiénes
son sus verdaderos enemigos. Este ha sido un grave error por
el que hemos pagado perdiendo todas las batallas contra Castro.
Afortunadamente, según lo que he leído últimamente
en la prensa y en las páginas de Guaracabuya y
otros sitios web, más y más cubanos están
descubriendo quiénes son y han sido sus verdaderos enemigos
todos estos años.
Contrariamente a lo que él piensa de mí, considero
que Carlos Wotzkow es una persona inteligente, pero cuyo compás
ético se ha desviado un poco del norte moral. Sin embargo,
la crítica que escribió en el sitio web de Dawkins
demuestra que todavía quedan en él residuos de
honestidad intelectual. Por tanto, como persona inteligente que
es, espero que algún día Wotzkow descubra quiénes
son sus verdaderos amigos y quiénes sus enemigos. Ojalá
que no sea demasiado tarde.
Epílogo
El fundamentalismo ateo militante de
Carlos Wotzkow
Cuando escribí mi reseña al libro de Behe, en
el que critico duramente a los autores que propagan la mentira
darwinista -- fundamentalmente autores anglosajones --, nunca
me pasó por la mente Carlos Wotzkow. Prueba de ello es
que su nombre no aparece por ninguna parte en mi trabajo. Cuál
no sería mi sorpresa cuando vi que había tomado
mis críticas como una ofensa personal.
Es cierto que ignoré sus dos advertencias de que no
me metiera con el darwinismo, pero, aunque no me considero un
científico, esto se debió a que, después
de recibirlas, hice lo que hubiese hecho cualquier científico
serio: traté de verificar y autenticar las credenciales
académicas de Wotzkow y, ¿que fue lo que hallé?
Nada. Absolutamente nada.
Después de una exhaustiva búsqueda en la Internet
y en las bases de datos de las bibliotecas universitarias, no
logré hallar ningún libro escrito por Wotzskow
sobre el tema del darwinismo. Ni siquiera pude hallar un artículo
académico suyo sobre darwinismo o evolución publicado
en una revista científica. Tampoco pude hallar ninguna
mención o cita bibliográfica sobre trabajos de
Wotzkow en los libros de los principales autores prodarwinistas
o anti darwinistas. Lo único que hallé fue el artículo
mencionado anteriormente en el sitio web argentino en el que
desbarra contra la religión y que fue objeto de tantas
críticas.
Si el árbol se conoce por sus frutos, el árbol
intelectual Wotzkiano es raquítico y sus frutos son magros.
Al parecer, la única persona que considera que Carlos
Wotzkow es una autoridad en el campo del darwinismo y la evolución
es Carlos Wotzkow. Si algo caracteriza la producción intelectual
de Wotzkow no es el lenguaje preciso y mesurado de un científico,
sino el uso constante de epítetos altisonantes y de palabras
obscenas y de mal gusto. Pero no hay que culparlo sólo
a él por ello. Lo más probable es que esto sea
el producto de su deficiente formación intelectual en
las escuelas castristas.
Por tanto, como incrédulo que soy, y después
de no hallar nada que me hiciera llegar a la conclusión
de que Wotzkow es un experto en darwinismo o evolución,
ignoré sus consejos. Su respuesta a mi trabajo indica
que fue una decisión acertada.
Mas aún, en su respuesta Wotzkow afirma, "Porque
si yo cobro, según tus opiniones, mintiendo sobre mis
resultados en un laboratorio . . ." Esto parece ser una
referencia directa a lo que escribí en mi artículo,
"An evolutionary biologist is basically an unprincipled,
unethical, opportunistic, ambitious individual who is generously
paid for spending his working hours looking for facts he can
twist to look like evidence of evolution."
Pero lo que no comprendo es por qué Wotzkow se dio
por aludido. Cuando escribí esas palabras tenía
en mente a los llamados "biólogos evolucionistas",
cuya gran mayoría son profesores universitarios y trabajan
en laboratorios haciendo investigaciones sobre la evolución.
Pero, aparte de que nunca mencioné el nombre de Wotzkow
entre estos biólogos, según lo que he hallado en
la Internet, Wotzkow no es biólogo evolucionista, sino
ornitólogo. Tampoco he hallado información que indique
que es profesor universitario, y mucho menos que trabaje en un
laboratorio haciendo experimentos en el campo de la biología.
En
la tercera parte de un artículo titulado "Castro y
los ecologistas norteamericanos," publicado en el sitio web
de la FAEC, Wotzkow se describe a sí mismo como ornitólogo
que trabaja en el Departamento de Biología Molecular de
la Universidad de Berna, en Suiza. Pero la información
que aparece en el sitio web de la universidad describe a Wotzkow
como "research assistant/technician" del Cardiovascular
Research Center.
Entonces, ¿por qué tomó mi artículo
como una ofensa personal imperdonable? ¿Será que
Wotzkow padece de delirios de grandeza? Como dice Clint Eastwood
en una de sus películas de Dirty Harry, "A man has
got to know his limitations."
¿Con qué autoridad científica cuenta
Wotzkow para aconsejarme a mí sobre si debo o no escribir
sobre el darwinismo? ¿Con qué autoridad científica
cuenta Wotzkow para permitirse llamar "oscurantista",
"espiritista religioso" y "hazmerreír de
la comunidad científica del planeta" al profesor
Richard Behe". Una simple búsqueda en la internet
bastará para convencer a los lectores de las impecables
credenciales académicas del profesor Behe, y de sus extensos
conocimientos en el campo del darwinismo y la evolución.
Wotzkow se pregunta que, "¿Para qué quiere
Guillermo González un título científico
si él acusa al decanato que le graduaría de ser
marxista-darwinista? No lo entiendo, a no ser que el título
le de más dinero, más fama, y un lugar privilegiado
en al altar de Behe."
Desde su lógica particular, a Wotzkow no le pasa por
la mente que tal vez las razones que tuvo el profesor González
para actuar en contra de sus intereses materiales y profesionales
fueran éticas y morales debido a que es una persona de
honestidad, integridad y principios. Pero creo que pierdo mi
tiempo tratando de hacerle entender estos conceptos retrógrados
y fundamentalistas a una persona tan avanzada y superior como
el ateo materialista y darwinista Carlos Wotzkow.
Sin embargo, cualquiera que lea la biografía que él
mismo escribió para Guaracabuya, llegará
a la conclusión de que los motivos de Guillermo González
no pueden haber sido muy diferentes a los que tuvo Wotzkow cuando
criticó al gobierno castrista -- la única fuente
de trabajo en Cuba -- por sus acciones en contra del medio ambiente,
y esto le acarreó varias visitas desagradables a Villa
Marista. ¿Será que los principios de Wotzkow han
cambiado diametralmente desde esa fecha, o que esa biografía
no se ajusta a los hechos, o que, cuando criticó al gobierno
castrista, tan sólo buscaba más dinero, más
fama, y un lugar privilegiado en el altar de Guillermo Tell?
Wotzkow se tomó como una ofensa personal el que yo
acusara a los biólogos evolucionistas -- de quiénes
el cree ser parte -- de mentirosos. Pero difícilmente
alguien pueda contrarrestar una acusación de mentiroso
diciendo mentiras. Y su afirmación de que "empieza
siempre sus discursos con aquello de que él profesa la
religión judeocristiana, bla, bla, bla, igual que tu,
Servando", no pasa de ser eso, una burda mentira.
Sin embargo, esa afirmación mendaz y gratuita en vez
de contradecir le da peso a mi opinión de que los darwinistas
se valen de la mentira cuando no pueden hallar verdades que fundamenten
sus creencias. Reto a Wotzkow a que aporte pruebas concretas
y muestre aunque sea un sólo artículo mío
(no discursos, porque no los hago), en el que yo haya expresado
siquiera algo referente al respeto y la admiración que
siento por los principios éticos del cristianismo -- sobre
todo por el que preconiza tratar al prójimo como a uno
mismo. Respeto y admiración que, quiero dejarlo bien claro
para que no quepan dudas, ni lo oculto ni me avergüenzo
de ello, aunque no lo vaya pregonando por las esquinas.
Wotzkow siempre ha sido un infatigable combatiente intelectual
en contra del castrismo, y no pongo en duda por un momento su
honestidad en este sentido. Sin embargo, un somero análisis
de sus artículos en la Internet muestra una evidente inconsistencia.
Por ejemplo, en diferentes trabajos Wotzkow ha atacado a Greenpeace
y los verdes, al ecologismo militante, a la teoría de
que el calentamiento global se debe a la actividad humana, y
a que los ecologistas están en contra de la construcción
de nuevas plantas nucleares, pero no en Cuba. También
Wotzkow ha manifestado que no cree en el oscurantismo de Marx
y muchísimo menos en el de Engels.
Pero lo que resulta contradictorio es que, al menos aquí
en los Estados Unidos, la gran mayoría de los ecologistas
militantes, los partidarios de que el calentamiento global se
debe a la actividad humana, los del Greenpeace, los verdes, los
que se oponen a la construcción de plantas nucleares y
refinerías de petróleo, los que proponen el "desarrollo
sostenido", y los darwinistas, pertenecen a un mismo grupo
amorfo que también se caracteriza por estar formado por
izquierdistas militantes, anticristianos, ateos, humanistas,
marxistas, comunistoides y, por supuesto, procastristas.
Y, que conste, que no creo que la ecología o la agricultura
orgánica, o la búsqueda de fuentes energéticas
que no contaminen el medio ambiente, sean malas por sí
mismas, todo lo contrario. No es que no esté de acuerdo
con el mensaje, sino que no creo en la honestidad de los mensajeros.
Tengo sospechas bien fundamentadas de que quienes proponen todas
esas medidas -- y, sobre todo, quienes los financian en secreto
--, tienen una agenda secreta que, de ser aceptada y puesta en
acción, traerá todo lo contrario de lo que predican.
Por tanto, el hecho de que Wotzkow esté en contra de
algunas cosas, pero a favor de otras que están indisolublemente
ligadas, sólo puede explicarse debido a ignorancia, confusión
ideológica, o ambas cosas.
En cuanto a lo de creer en los principios de la ética
cristiana, no sé qué pensaran los lectores, pero,
en lo que a mí me toca, me sentiría mucho más
tranquilo si el oficial del submarino atómico que puede
lanzar un ataque nuclear devastador, o el científico que
trabaja en un laboratorio creando armas bacteriológicas,
o -- especialmente después que descubrí que un
hígado humano se cotiza en el mercado negro por más
de 30 mil dólares -- que el cirujano que a va a hacerle
una operación a mi hija adolescente, fuera un cristiano
que crea, aunque no tenga pruebas científicas que lo confirmen,
que la vida es sagrada porque es un don otorgado por un Creador,
y no un materialista ateo que piense que la vida no es más
que un accidente de la naturaleza. Si, tal como afirma Wotzkow,
esto significa que soy un reaccionario, anticientífico
fundamentalista religioso, no tengo objeciones. Lo acepto y me
siento orgulloso de serlo.
Finalmente, quiero aprovechar la oportunidad para expresarle
a Carlos Wotzkow mi más sincero agradecimiento por haber
escrito el artículo que provocó esta respuesta.
Gracias a él, descubrí ese documento importantísimo
que he mencionado anteriormente, el cual tal vez nunca hubiese
descubierto de otra forma. Ese valiosísimo documento será
fuente de inspiración para escribir varios artículos
y posiblemente un programa de la serie de documentales TruthLies
que estamos creando en Xzault Media Group en California.
Misteriosos son en verdad los caminos del Señor.
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